miércoles, 9 de abril de 2008

Temor y temblor. Sobre la crítica mediática de Gran Hermano y Bailando por un sueño: ¿por qué el reality se convirtió en un problema moral? (1)

Por Mariano Fernández

1) El problema moral como temática: temor y temblor
Voy al grano: mi hipótesis es que GH 4 (y, en menor medida, BPS) han actualizado, como efectos de recococimiento, dos temáticas: una referida a valores y otra al estatuto del televidente. Hablo de temática como dimensión discursiva en el sentido en que Oscar Steimberg la ha definido: “Se entiende por dimensión temática a aquella que en un texto hace referencia (…) a “acciones y situaciones según esquemas de representabilidad históricamente elaborados y relacionados, previos al texto”. El tema se diferencia del contenido específico y puntual de un texto por ese carácter exterior a él, ya circunscripto por la cultura…”. Es decir: la configuración temática es extratextual (cultural, histórica), y el modo en que un discurso determinado actualiza el tema (y, en ese mismo gesto, se convierte en condición de producción de futuros discursos que, por su parte, lo retomen) viene condicionado por esa configuración.
Desde este punto de vista, el título de este artículo, Temor y temblor, viene a ofrecerse a modo de constatación, de tesis, si se prefiere. Como en el libro de Soren Kierkegaard[i] para algunos críticos de GH y BPS, ambos programas actualizan un problema moral[ii]. En el caso de la crítica mediática de GH y BPS lo que se ofrece a la mirada del analista es (nunca de manera absoluta, pero si recurrente) la puesta en escena de una escala de valores que, más allá de sus variaciones, es deudora de concepciones para las cuales la TV tiene un doble mandato social trascendente (en tanto trasciende un tipo puntual de programa): aquel ligado a una función formativa, educadora, y otro que la impulsa a buscar la calidad (artística) de sus productos . Hay, en muchos de estos textos, un ideal institucional que oficia de parangón, ejemplo de la función social de la televisión, y lo que, por ocupar ese lugar, ella debe ofrecer.
Y en correspondencia semántica con el título que el danés eligió para su libro, también GH y BPS generaron, como efectos de reconocimiento, discursos que expresan un claro temor (que el sistema de valores “transmitidos” por ambos programas resultaran espejos de las apetencias del público) y un contundente temblor (un temblor inquisitivo, que se expresó en forma de interrogante o de afirmación, frente al aval cotidiano que los dos programas recibían en forma de raiting).
[i] Kierkegaard, Sören: Temor y temblor. Losada. 2004. Buenos Aires.
[ii] La consitución de una crítica negativa y moralizadora de la TV no es ni novedosa, ni exclusiva de la crítica de GH y BPS. Un recorrido por la historia de la crítica de la TV puede consultarse en Aprea (2007), y un análisis sobre la crítica moral en Barreiros (2006).

No hay comentarios: